FRUTO DEL INGENIO DE UN HUMILDE MECÁNICO BRASILEÑO 

Hace poco más de un década, Brasil sufrió una crisis de energía eléctrica, la cual, paradójicamente, le “encendió” la imaginación a Alfredo Moser, mecánico paulista, quien, preocupado por los continuos apagones, invento una bombilla ecológica. Su idea es tan sencilla, pero, a la vez,  efectiva, que ha asombrado al mundo, al punto de que en muchas regiones pobres del globo, como Filipinas, la usan masivamente. Al respecto, Ángelo Díaz, director ejecutivo de la Fundación MyShelter, que actúa en dicho país asiático, ha dicho que probablemente un millón de familias filipinas emplearán este dispositivo en 2014.

Construir una bombilla Moser es muy fácil: coges una botella de plástico de dos litros, la llenas con agua y lejía (para evitar el crecimiento de moho), la sellas y la colocas en un techo flexible (de calamina, plástico o placa), dejando la mitad hacia afuera para que absorba la luz del sol.

El resultado es un foco ecológico con potencia de cuarenta a sesenta watts, que no necesita ningún tipo de mantenimiento y cuyo costo es bajísimo. Por supuesto, cuando los días no son soleados, la intensidad disminuye, pero no considerablemente, pues la parte expuesta al no solo capta su energía, sino que la incrementa.

Este foco ecológico, como se muestra en el video tutorial, puede ser fabricado por cualquier persona. Una prueba más de que, ante la necesidad, el ser humano es capaz de realizar creaciones geniales.